miércoles, 17 de julio de 2013

El viaje del hongo

No todas las puertas se abren con una llave. Existe una puerta, de un mundo alucinante, que se abre con un hongo. Si, con un hongo.

No hubiese podido sospechar lo que iba a encontrar en ese maravilloso universo cuando comí aquel hongo. Por cierto que no se trata de un hongo común en su forma, con el tallo y el sombrerito. Estos hongos están triturados, como si cortaran en pedacitos un champiñón.

Se muerde y su sabor no es bueno. Debe ser el sacrificio para ingresar en aquel mundo mágico. Entre 20 y 30 minutos después de ingresada la llave, en este caso luego de comerla, todo a tu alrededor cambia.

El piso se mueve, los colores brillan, tus manos son más grandes, ves todo como si tuvieras unos lentes que te alteran la visión. El viaje es interno, personal, íntimo. Es un viaje a tu esencia. Pero a tu esencia verdadera. Los problemas, o cualquier asunto que te preocupe, desaparece. En ese mundo mágico, todo es alegría, emoción, adrenalina, diversión. Ese mundo te genera un profundo estado de reflexión, de quién eres y hacia dónde vas. Allí todo es claro, aunque las paredes se muevan. Es la claridad del alma. Es toda una experiencia de vida.

Es el mundo de la creación también, para quienes nos gusta crear. Allí no existen nubes que te tapen la visión, todo se siente y percibe desde la esencia, desde el núcleo. Y con una transparencia increíble.

Es un viaje místico.

Y divertido. Vaya que la pasas bien. Ese mundo tiene dos estados. Si abres los ojos puedes disfrutar de los colores y las formas. Por cierto, también disfrutas de un sonido único, que jamás lo escucharás en el mundo real. Las voces se distorsionan. Los sonidos se escuchan con efecto sin necesidad de aparatos electrónicos.

Pero el viaje más emocionante comienza cuando cierras los ojos. Como les dije, es un viaje personal, un viaje al centro de tu alma.

Ves colores fluorescentes, formas, figuras, personas. Ves lo que quieres. En ese mundo tu mente lo crea todo. Las personitas que aparecen te llaman, juegan contigo, te buscan, quieren verte, tocarte. Es emocionante.

En ese mundo es sencillo saber lo que quieres, y lo que debes hacer para lograrlo.

Es un viaje muy intenso, una experiencia única que todas las personas deberían vivir. Sientes emociones nuevas, sensaciones muy extrañas e inéditas.

Te recomiendan aventurarte en el viaje pocas veces al año. Porque es muy intenso y las emociones son realmente fuertes. Pero en esa frecuencia es suficiente, porque quedas realmente satisfecho.

Por cierto, es un viaje para hacerlo sólo. El mejor escenario, creo, es una habitación cómoda, con cama o mueble, y una ventana que permita cierta vista de la ciudad o del pueblo.

Ese mundo maravilloso, único, mágico, me verá entrar otra vez.

Nos vemos! 

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