miércoles, 17 de julio de 2013

Casa Ana Frank

Saliendo de la Casa de Ana Frank, en Amsterdam. 9/7/2013

La visita a la Casa no me dejó con depresión, como es común. Por el contrario, es una visita inspiradora. Esa valiente niña, en medio de las más horribles tensiones y un encierro que enloquecería a cualquiera, sacaba fuerzas a diario para escribir. Y vaya que tiene mérito sacar la inspiración estando dentro de 4 paredes, casi siempre a oscuras, sin poder salir a la calle. Pero ella no puso excusa, no colocó el encierro de excusa. Escribió y punto. Y por su valentía incidió en la historia.
Lo que me recuerda que la vida va de acciones. Claro que cada acción se precede de un pensamiento, pero la acción no puede detenerse en la reflexión eterna, que muchas veces resulta improductiva.

Imagino cuantos días, con el ánimo por el piso, se despertó Ana sin querer escribir una sola línea. Pero aún así, lo hacia. No importan las razones. Lo hacia. Es lo que vale.

Entonces en este momento paro de escribir para hacer. Para vivir!

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