Hoy me provocó escribir. Escribir
sin motivo y sin sueldo. Escribir por el simple hecho de escribir. Escribir porque
de pequeño me enseñaron a leer y escribir. Escribir porque me emociona golpear
las teclas. Porque me siento un gran escritor sin serlo. Escribir porque
siempre me ha gustado imaginarme como un reportero de los años 40, escribiendo
en una máquina de escribir.
Escribir porque creo en la palabra escrita. Porque sé que estas figuritas que llamamos letras se unen y llegan al corazón del lector. Escribir porque un día decidí no hacerlo más y aquí estoy.
Escribir para sentir la presión de una página
en blanco y la barrita titilando que te pone a sudar. Escribir para sentir nervios. Escribir con presión y dudar de si lo
lograré. Escribir para mí y para los demás. Escribir y sonreír, e imaginar al
lector sonriendo también.
Escribir aunque no tenga sentido, aunque
nadie lo vaya a leer. Escribir esperando que alguien lo lea y le guste, aunque
repita mil veces que no me importa. Escribir con pasión y con cansancio.
Escribir a pesar de la poca trascendencia de lo que escribo. Escribir con mis
mañas sin sentido. Escribir y olvidarme del mundo. Otras veces escribir y no
poder olvidarme de nada. Escribir concentrado y desconcentrado. Escribir porque
es un acto íntimo que luego compartes con extraños.
Escribir con el corazón. Escribir y
que se forme un nudo en la garganta.
Hoy me provocó escribir por los
amigos que escribieron y que ya no. Escribir porque escribiendo crecí. Escribir
para recordar. Escribir para tratar de decir algo sin lograrlo y otras veces
sí.
Escribir para terminar de una forma
tan redondita y precisa que se siente a cliché. Para terminar así: hoy me
provocó escribir.
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